La Audiencia de Charcas (actual Bolivia) se establece en 1561 debido fundamentalmente
a dos razones: la larga distancia que había entre esa zona geográfica
y el centro del Virreinato (Lima) y la gran importancia que estaba adquiriendo
la zona sur por la mina de Potosí. Naturalmente, el establecimiento de
esta audiencia no fue vista con buenos ojos por la Audiencia de Lima, institución
que se opuso desde el inicio a la instalación de un organismo que le
restaba poder.
La jurisdicción de la Audiencia de Charcas (que perteneció al
Virreinato del Perú hasta 1776, fecha en que pasó a formar parte
del Virreinato del Río de la Plata) no fue siempre la misma. Así,
por ejemplo, en 1563 el Cuzco pasa a formar parte de esta audiencia, pero años
después este territorio vuelve a depender de la administración
de Lima.
En teoría, la audiencia era un organismo que se encargaba de administrar
justicia. Sin embargo, las funciones que cumple la Audiencia de Charcas sobrepasan
este aspecto legal, convirtiéndose en un ente gubernativo. Así,
por ejemplo, podía repartir indios, tierras, aguas y pastos, además
de fiscalizar la gestión de los oficiales reales. La Audiencia de Charcas,
pues, se convierte en una entidad rectora de la sociedad charquena: “Así
las cosas no paró hasta llegar en los últimos tiempos, a constituirse
en una suerte de autoridad corporativa con atributos en materia política,
administrativa y de policía sobre todo el vasto territorio en que tenía
señalada su jurisdicción” (Moreno 7).
Dentro de la audiencia de Charcas podemos encontrar importantes ciudades como
La Plata, capital de la audiencia (después conocida como Charcas y actualmente
Sucre) y La Paz. Pero sin duda es Potosí la ciudad que alcanza mayor
relevancia debido a la enorme actividad minera que se produce en la región.
No sólo es la ciudad más importante de la Audiencia, sino del
Virreinato entero: por el censo que manda realizar el virrey conde de Montesclaro,
se conoce que había 150,000 habitantes (66,000 de los cuales eran indios),
una cifra que la convierte en una de las ciudades más grandes del mundo,
si consideramos que por esa época Londres contaba con poco más
de 100,000 habitantes y París con 60,000.
La riqueza extraida de Potosí es a todas luces impresionante: de 1545
a 1704 la explotación de la mina produjo 1,670.000,000 pesos. Con el
paso de los años la producción decae y, por lo tanto, disminuye
también la población. Así, en 1713 la ciudad cuenta con
tan sólo 90,000 habitantes, número que se irá reduciendo
significativamente. Hoy en día Potosi es sólo el recuerdo de lo
que fue. (LH)
Potosí y la pintura
Una ciudad como la que hemos descrito anteriormente, con tan elevado número
de población, demanda, entre otras cosas, una gran cantidad de edificaciones
religiosas. Así, en Potosí llegan a haber 32 templos y 10 conventos
que, evidentemente, debían estar adornados con cuadros de motivos religiosos.
Es claro, pues, que la enorme producción pictórica que se realiza
en Potosí está en relación con la construcción de
estas edificaciones: existía una clara demanda de lienzos. Por otro lado,
los españoles enriquecidos con la explotación del Cerro Rico también
adornaban sus casas con imágenes religiosas, lo cual genera una demanda
que debía satisfacerse.
La pintura fue un medio por el cual la Iglesia podía evangelizar a las
masas nativas iletradas (la misma función cumplía en Europa),
de ahí su importancia. Como en los primeros años no estaban dadas
las condiciones para que se diera una producción local, se encargan cuadros
y grabados de Flandes, que más tarde serán copiados en lienzos.
Asimismo, llegan también pintores extranjeros. Conocido es el caso del
manierista italiano Bitti, quien pinta en diversas ciudades del Virreinato del
Perú, incluida Potosí.
Bitti
De acuerdo a Mesa y Ginsbert, el manierismo ejerce una clara influencia en la pintura potosina hasta 1640 aproximadamente, cuando los cuadros de Zurbarán (escuela sevillana) dejan sentir su influencia en la producción local (de hecho varios cuadros de este pintor –como tambien cobres de la escuela de Rubens- fueron enviados a la Audiencia de Charcas). Por esa época en que el barroco empieza a afianzarse en América llega a Potosí el español Herrera y Velarde, quien desarrolla el tenebrismo zurbaranista. Según los estudiosos Mesa y Ginsbert, éste habría sido el maestro del pintor más destacado de esta ciudad: Melchor Perez de Holguín. (LH)
Holguín
Aunque nacido en Cochabamba (1660, aproximadamente), el mestizo Holguín
se traslada a Potosí a aprender el arte de la pintura y se convierte
en un maestro reputado; se dice que las diferentes órdenes religiosas
se disputaban sus servicios. Por la calidad de sus obras, es considerado el
pintor más importante del barroco americano. Holguín se nutre
de diversas influencias (la escuela flamenca y sevillana principalmente), pero
llega a tener un estilo propio. Como afirman Mesa y Ginsbert:
En el conjunto de la obra de Holguín, lo que llama la atención
es su composición y el achatamiento de su mundo y sus figuras. Es ese
achatamiento, ese enanismo, a veces llevado, como en los grandes cuadros, hasta
lo inverosímil lo que da fuerza a su pintura y a su afirmación
plástica. (...). Porque efectivamente en donde el maestro es original,
es en esa utilización, en ese depresivo achatamiento de su mundo pictórico
(...) (Mesa y Ginsbert,133)
Este enanismo puede ser observado en la serie de evangelistas que pinta Holguín,
en estos cuadros se hace bastante evidente ese particular estilo. Mesa y Ginsbert
pretenden explicar esto por la geografia de la zona: Holguín achata a
sus personajes porque frente a las imponentes montañas el ser humano
se siente disminuido, achatado. La explicación resulta, a mi parecer,
bastante inadecuada, porque de ser esto así, en toda la zona andina hubieran
habido manifestaciones de este tipo. Por otro lado, resulta extraño pensar
que la mera geografía pueda ser determinante para la formación
de un estilo personal. ¿Botero acaso pinta a sus personajes de una particular
manera por alguna característica del paisaje colombiano?
Si bien es cierto que los estudiosos mencionados anteriormente reconocen que
Holguín no es un mero copista de las tradiciones estéticas europeas,
afirman que está muy influenciado por Zurbarán . Aunque en algunas
pinturas esta influencia es clara, Holguín pinta otros cuadros en los
que se sacude de esta influencia. Resulta interesante ver las siguientes obras:
Holguín
Las dos pinturas representan la “Virgen de la Leche”,
pero el estilo de Holguin en este cuadro particular dista bastante del de Zurbarán:
es claro que estamos frente a algo distinto. Y no sólo por el uso del
dorado (característica de la cual gustaban los indios), sino también
por la manera de dibujar el pecho de la Virgen; en el caso de Holguín,
el tratamiento es más desenfadado. No decimos que no hayan otras representaciones
europeas en las cuales se muestre todo el seno de la Virgen, pero el hecho de
que Holguín lo pinte de esa manera, distanciándose de Zurbaran,
es significativo.
Otro cuadro interesante de Holguín es “La Virgen Lavandera”
o “Descanso en la huida a Egipto”. En esta pintura, el artista cochabambino
representa a la Virgen María con un atuendo bastante particular:
Holguín
Como vemos, la Virgen está vestida como una pueblerina de la zona y –quizás por eso-realiza una actividad cotidiana y común como lavar la ropa; es, definitivamente, una manera distinta de abordar el tema de la huida a Egipto. Veamos dos cuadros españoles que abordan un tema similar:
Murillo
La diferencia con el cuadro de Holguin salta a la vista. Incluso, en la pintura
de Zurbarán se puede apreciar a la Virgen dando de mamar al Niño:
otra vez aquí el tratamiento del pecho de la Virgen es recatado, a diferencia
del cuadro anterior de Holguín.
Las dos pinturas de Holguín que hemos mostrado, representan a dos Vírgenes
muy distintas, lo que nos podría hacer pensar que los cuadros estaban
destinados a públicos distintos. Lo cierto es que el maestro puede pintar
como quiere: copia en ocasiones grabados o cuadros extranjeros, pero también
desarrolla un estilo personal bastante característico. Holguín,
pues, alcanza un perfeccionamiento estético que lo hace el pintor más
reconocido de la escuela de Potosí. (LH)
Uno de los temas más curiosos en la pintura andina son las series de ángeles. No abundan los estudios académicos sobre este particular, contamos con un escaso número de estudios que tocan parcialmente este aspecto de la pintura colonial. Sin embargo, estos cuadros merecen una reflexión más profunda de la que se ha hecho hasta el momento.